miércoles, 21 de agosto de 2013

Alpine Jobs Cap. II. Los Infiernos

Después de la caminata del jueves tocaba dar un pasito más en  mi evolución alpinística. El objetivo iba a ser subir a los Infiernos desde los ibones Azules y bajar por el collado de Pondiellos. Alpino que te rilas, con neveros cara arriba y cara abajo, con neveros de lado, con trepadas, con destrepadas. Póngame un completo que lo compro.

Como hace poco más de un mes ya rondé por aquí intentando subir a los Infiernos, intentona desbaratada por el mal tiempo, me tomo llegar a la cumbre como objetivo único. Nada de para a echar afotos, ni a ver cascadas, ni a hablar con el personal, ni a echar cervezas en el refugio. Todo tieso para arriba.

El sendero que sube al refugio de Bachimaña está lleno de excursionistas con poca pinta de montañeros. Pienso y deseo que a ninguno de estos se le ocurra pasar del refugio o, como mucho, de los ibones Azules. Me llamó la atención un numeroso grupo que parecía recien salido del Port Aventura. Si es que una señora llevaba una mochila Samsonite. Jódete, que no se piensen que somos pobres. Me tuve que comer mis pensamientos cuando vi que la expedición la encabezaba nada más y nada menos que un guía. Enhorabuena a esta gente: muy bien por vosotros.

Sigo hacia el refugio donde una atractiva madurita me pregunta por mi compañero. ¿mi compañero? Si yo voy solo y no he adelantado a nadie con camiseta amarilla como la mía. Ustéd se ha equivocado. Nooooo, paraaaa, ahora lo veoooo. Tu lo que quieres es rollito. Pués lo siento pero yo he venido a subir un 3.000 no ha tener sexo ardiente con una atractiva extraña. Fuera tentaciones.
Merece la pena subir solo por ver esto




La marmolera en todo su esplendor

Sigo a buen paso hacia arriba y, ¿premonición?, antes de llegar al primer ibón Azúl me lío de camino y lo hago por la margen opuesta a la que va el GR. Hala, a trepar tocan. Cruzo la poca nieve que queda, hay que ver cómo han menguado los neveros en menos de un mes, y llego al collado de los Infiernos. Me encuentro a dos atractivas jóvenes que están almorzando. Estas no me devuelven ni el saludo. Vamos, que también quieren rollo, solo que estás utilizan el truco del almendruco de ir de duras.
En lugar de a las chavalas me quede embobado mirando a esta dama

Que no, que hoy no os toca. Tendreis que intentarlo otro día. Porque lo intentaréis ¿verdad?. No espero su respuesta y comienzo la ascensión a la cima. Guau!!!! comienza el tramo alpino de verdad. Ala a trepar hasta la cima. Con un poco de esfuerzo, menos del que pensaba, llego a la cima, marcada con un palo hincado en un montón de piedras. Saco la cámara, me peino, sonrío, me doy media vuelta para pillar un mejor ángulo y ...... veo que la cima está más arriba. ¡Ya decía yo que había sido muy corta la subida.

Sigo para arriba y, esta vez si, llego a la cima. A la primera de las tres que están conectadas por una cresta aérea de cojones, pero con clase. De mármol nada menos. A ver si en los Alpes o en los Himalayas tiene crestas de mármol. Ni de coña vamos, ni de coña.

Según el mapa que tan perfectamente había estudiado y que me sabía al dedillo, mapa que llevaba en la mochila pero que no saqué porque, recuerdo, me sabía al dedillo, había un camino para llegar hasta el collado de Pondiellos y, desde allí, al Balneario de Panticosa. Veo el primer hito y ...... no vuelvo a ver otro hasta .... hasta muuucho tiempo después. Demasiado.
Ibones de Pondiellos. Solo queda lo peor

Tela el embolado en el que me metí. Tela. No conseguía bajar ni tirándome con parapente. Jodo petaca la embarcada. Del camino ni rastro. Tan solo destrepando. Deshaciendo camino. Volviéndolo a hacer. Yendo a los lados buscando un destrepe menos arriesgado. Sin saber qué hacer con el bastón. Sin saber que hacer con la mochila. Sin saber qué hacer con mi alma. Sin atreverme a volver porque no quería enfrentarme de nuevo a los destrepes.

Por fin, tan solo una pared quedaba entre mi cuerpo y los salvadores ibones de Arnals. Recordaba que el plano marcaba que por los ibones pasaba un sendero que comenzaba en una cota superior. Saco el mapa de la mochila para localizar el sendero y no ir dando tumbos y ...... ¡¡¡¡¡no hay sendero por encima de los ibones!!!! ¿dónde coño estoy? ¿esos son los ibones que veo en el mapa??? Si, tienen que ser esos, no hay otros. Entonces ¿dónde coño estoy? ¿por dónde coño he bajado? 

Abro mi campo visual, abro mi mente y veo que ¡¡¡¡¡me he equivocado de collado!!!! que no he pasado por Tebarray sino por otro que hay un poco antes ¿pero si la huella era tan clara???? La huella en la nieve llevaba directamente hacia este collado no hacia el siguiente. Ya en casa verifico con el GPS que efectivamente me he metido por el collado anterior al de Pondiellos, que en mi mapa no tiene ni nombre pero en otros lo llaman de Arnales y, buscando buscando, encuentro una ruta que sigue la huella que seguí yo pero que, sin perder cota, pasa al collado de Pondiellos y, de allí, baja al Balneario por un canchal.

Pero por mucho que busco no encuentro que nadie haya bajado por donde yo. Shackleton me llaman ahora. Valiente pero pobre.

En próximos capítulos .......  de Isawtwo a Café Aragonés pasando por .....

ALPINE JOBS Cap I. La Moleta - Pala de IP

Llega ya el momento de sacar provecho a tanto entreno, tanta ultra, tanta serie. Llega el momento de usar lo aprendido y asimilado en tanta prueba controlada para hacer lo que realmente quiero hacer: vagabundear por el monte.

Así que, aprovechando el puente, me planteo hacer una ruta de cuatro días por el Piri. Me compro la tienda de campaña ultraligera, me compro el saco, desempolvo la esterilla y la mochila grande. Leo mapas, estudio mapas, planeo rutas que no llevan a ninguna parte. Miro previsiones meteorológicas, meto la ropa adecuada a la mochila. Me veo durmiendo  en el hotel de las mil estrellas. Me veo al alba desayunando un cafe del polvos. Sonriendo. Contando los días para que mi pequeña comparta esto conmigo. Si le gusta, si le apecete.

Y entonces va y no me llega el saco. Y con el que tengo pasas frío en agosto en Zaragoza así que no ha lugar a plantearse ir al monte con él. Cambio de planes. Toca hacer rutas de un día pero, al menos, intentaré mantener en lo posible el inicial espíritu de vagabundo. Nada de horarios, nada de rutas fijas, nada de GPS.

Con esa idea me planto en Canfranc y encaro la subida a La Moleta, subida que ya hice en la Maratón del año pasado. Esta vez la disfruto más. Y eso que la mochila y las piernas pesan más. A la salida del bosque me encuentro una cinta de plástico todavía colgada de un pino. Sin duda se les pasó retirarla la semana pasada, así que entiendo que debo quitarla de ahí. 

Después de ganarme el cielo, otra vez, continúo hacia la cima. Y, como anticipo de lo que al día siguiente iba a venir, pierdo los hitos y alcanzo la cima desde el Norte, desde Iserías. A los cuatro excursionistas que hay en la cima les tengo que explicar varias veces que vengo de Canfranc por el carretón pero que no es que me haya perdido, es que he llegado a desde la dirección contraria porque en mi religión se hace cima mirando al Everest. Me parece que no se lo creen.

Vista desde la Moleta
Las vistas desde aquí son soberbias. Puedo ver perfectamente el camino que me llevará a mi siguiente destino: la Pala de IP.
Fácil y espectacular a la vez

Es interesante, por la novedad, ir de una cima a otra sin bajar al valle. Si no recuerdo mal es la primera vez que, fuera de una carrera, lo hago. Y las primeras veces, si salen bien, siempre son las que mejor recuerdo dejan. Y además es divertido, sin paredes a ningún lado y con un patio que impresiona. Pero sin dificultad alguna.

En el collado que da acceso a la cima me paro a ver el camino por el que tendré que bajar. Pues no lo veo. Pues tiene que estar. Pues sigo sin verlo. Pues da igual, tiro para la cima y ya lo veré a la vuelta.
La subida a la cima es un poco más sucia. No hace falta trepar pero mejor ir con cuidado. En cima merece la pena buscar una buena piedra donde sentarse y dejar que te de un poco el sol mientras asimilas la belleza que te rodea.

Vuelta para atrás al collado y, esta vez si, encuentro el hito que marca la bajada. Jodo que bajada. Hay que prestar atención si no quieres rodar 500 metros para abajo hasta el ibón de Ip. Hace rato que me he quedado sin agua así que aprovecho un arroyo para llenar el bote. Como está lleno de cagadas de oveja le echo una pastillita de cloro y otra de sales. Por si las moscas.

Llego al ibón, cruzo la presa y ..... me encuentro otro arroyo que baja directo de la Collarada. Ala, fuera del bidón el agua recién recogida y a reponer aguita de la buena. La gana de comer ya es notoria así que busco un buen sitio al lado del arroyo, me quito mochila y zapatillas, meto la cerveza en el agua y me voy a buscar la subida a la Collara para darle a la cerveza tiempo a refrescarse.
fíjate que bujero más chulo
buena vida

Tampoco la encuentro. Pero ¿a quién le preocupa no encontrar el camino de subida cuando te espera una cerveza fría y un bocata de tortilla de longaniza? A mi no.

Cansancio, solete, barriga llena, prado, arroyo. Lo que viene siendo un conjunto sucesivo de acontecimientos interrelacionados que, inexorablemente, llevan a un único y posible destino: tumbarse a la bartola.

Con este panorama se me ocurren dos planes: subir a la Collarada (700+), bajar a Villanúa (2000-),  remontar a Canfranc estación (100+) y llegar justo para duchar y dormir. O bajar directo a Canfranc por la pista del Carretón, ducha y cerveza con libro en una terraza.




El libro va de una guerra mundial entre ........