martes, 25 de abril de 2017

Sueños

¿Para qué ser modesto? Yo he visto con los ojos en la mano el Cervino y tú no. Y es algo que tendrías que hacer. Un día de estos. No te agobies con prisas que eres joven.

Esto va que me convocan a Milán a una reunión de miércoles a viernes. Y pienso para mí mismo "pues habrá que pasar el finde visitando la ciudad". Y luego repienso otra vez para mí mismo "¿y qué leches se me ha perdido a mí en Milán? Si, total, ni hay ni va a ir nada que me interese”. Y vuelvo a pensar, y como estoy acostumbrado a pensar puedo hacerlo hasta tres veces sin que me duela la cabeza, "¿y si voy a los Alpes? Ahí seguro que se me ha perdido algo”.

Cojo el mapa de los Alpes de los cuadernos Rubio y enseguida localizo mi destino: el Cervino. La montaña icónica de la hostia. El segundo lugar sagrado de montañismo maño  a gran distancia del primero que es el monte Gurugu.

Busco alojamiento en Zermatt por internet. Jodo petaca qué precios, ¿de qué están hechos los  colchones de Zermatt? Encuentro un hostal barato y, como no tengo mucho tiempo, me alquilo un coche.  Hago números y me doy cuenta que, para pagar todo esto, voy a tener que vender mi cuerpo en una esquina de  Zermatt. Claro que, con el cuerpazo que tengo, seguro que saco de sobra.

Luego resulta que a Zermatt no se puede llegar en coche porque es un pueblo tan pijo que les molestan los humos. A no ser que llegues en helicóptero. Entonces si que puedes echar humos. En fin. Y hay que dejar el coche en el pueblo de antes en un parquin gratuito. Y te suben en limusina, también gratuita. Ahhh has picado. Aquí no es gratis ni el agua del grifo. A ver cómo te crees que se ha hecho rica esta gente:¿vendiendo relojes de cuco? A ver, haz cuenta ¿cuántos relojes de cuco tienes tú en casa? Pues eso.

Que Zermatt mole de ciudad sin coches me va a costar a mi más de 50€. Voy a tener que hacer servicio completo.

Sinceramente,  antes de llegar a Zermatt,  sentí varias veces la angustia de la duda al pensar si merecía  tanto dinero, tiempo y sueño pasar un día en los Alpes. Porque iba a llegar el viernes muy de noche y volver el domingo muy de madrugada.

Así que el sábado por la mañana salgo del hotel con la angustia en modo turbo de saber si las vistas del Cervino merecen la pena o si va a resultar que tan solo sale bien en las fotos.


Lloré de emoción cuando lo vi. Merece la pena el viaje solo para sentirse debajo de él. Para buscar un lugar apartado y dejar que su imagen te inunde. Ahora mismo solo recuerdo otra cosa cuya contemplación hiciera que me temblaran las piernas. Y no fue la Mona Lisa. 

Así pues sin poder dejar de contemplarla, como la otra vez, sin  tiempo ni material para subir al Hornlihutte me dedico a vagabundear. Me encuentro con un par de vascos, padre e hijo, que hablan alemán con acento de Tudela tan bien como yo. Compartimos camino y compañía.  O más bien cojo su camino y su compañía. Agradables los dos.

Fardando de aptitudes

El primo sensible de Heidi


Al separarnos me dedico a subir por la nieve sin  saber muy bien hacia a donde. Cruzando  laderas nevadas mientras miro la montaña. Encuentro el camino hacia el Hornli y me decido  subir hacia él pero al poco una placa de hielo se empeña en no dejarme pasar. No encuentro rodeo fácil.  Prudencia manda, a bajar tocan y a buscar una piedra en la el que comerme el bocata mirando el paisaje.

Llego al hotel de buena tarde y descanso un rato antes de la cena que, desgraciadamente, uno ya no está acostumbrado a subir montes. En el restaurante decido hacerme el garulo (como si me costara mucho) y le pido a un simpático suizo sin sonrisa algún plato típico.

Typical??
Yes typical, como los toros, la paella, olé. Ni pestañea el jodido.
Visto que el tío no se esfuerza por entenderme, tiro de todo el alemán que sé y con mi mejor pronunciación de la baja Sajonia le señalo con el dedo una línea del menú.
This, I want this .And a beer.
Total que me trae algo, que todavía no sé qué es, que estaba decentemente bueno.

Lo que comí, que no estaba nada mal

Cuando acabo me pregunta que si quiero postre y le digo que no, que lo que quiero es algún licor digestivo también típico.
Me trae algo que huele como combustible de cohete y se queda esperando a que lo pruebe. Malooo, esto va a ser peor que el aguarrás, pienso. Le meto un trago y no consigo aguantar la compostura con lo que el pavo esta vez sí, sonríe.
Strong? Pregunta.
Si, más que el pacharán. Le respondo.
Y se va sin sonreír. Tú seguro que suspendiste el master de peloteo al cliente. Suizo, más que suizo.
Me acabo el tiro y le pido otro. Ahora noto que me respeta.

Así que con su respeto y un buen pedal me voy a dormir que mañana toca madrugar.

El viaje de vuelta es el de la satisfacción, el de la plenitud que te da haber sentido algo único, de que a veces la vida, últimamente bastantes veces, es mejor que los sueños.


Así que persíguelos, todos ellos.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Planes

Planes: son esas cosas en las que proyectas lo que sabes que no va a suceder.

Esta vez el plan era hacer una doble cumbre al Moncayo. Agramonte - Collado Castilla - Cumbre - Cueva de Ágreda - Cumbre otra vez - Collado Bellido - Agramonte. Y me daba tiempo para comer unas setas en el bar.

Pero, como muy bien sabe Anibal Smith (el del Equipo A, jovenzano) para que un plan como este salga bien tienes que tener a Murdock que te levante a las 7 de la mañana, como tarde. Y como Murdock está en otro huso horario pues me desperté, digamos que un poco tarde. A las 10 o algo así.

La carretera de acceso a Agramonte era un espectáculo de seteros con sus bonitas cestas de caña y mimbre cargadas de sus más bonitas setas. Era un espectáculo digno de Puerto Venecia: coches por todos lados, familias enteras ecologizando el monte, un autobús en medio del camino, autocaravanas, hasta carpas tenían montadas!!. Pensaba yo que eran para guisar las setas recolectadas. Joder ¡¡esto sique es disfrutar del monte y no lo que voy a hacer yo!!

Estoy feliz pero no tengo el cuerpo para conversaciones así que tiro para el collado Castilla y disfruto de la soledad del bosque. Casi no me atrevo a pisarlo. Está desnudo, indefenso ante mi agresión. Así que me siento y conmigo mi otro yo. Y hablo con él y escucho su corazón, leo mis sueños, imagino su compañía, huelo la vida. Sonrío, casi lloro. Me tumbo en la hojarasca y soy feliz esperando que aparezca un corzo por entre la hayas. Despierto pero quiero seguir soñando. Vuelvo a soñar y vuelvo a despertar. ¿Me duermo del todo o subo? Subo.

Encuentro gente, los esquivo. Llego al collado y veo la cima poblada. Me desvío a la cima de la derecha, perdona que no recuerde tu nombre, ¿Peña Negrilla quizá? Cierro los ojos y miro al sol. Mi otro yo no está, ¡ven!

Retorno sobre mis pasos y subo a la cima. Ignoro a la multitud. Foto para contar abrazos y me voy corriendo hacia la Lobera. Tras un paravientos os encuentro a las dos: a mi soledad y a mi compañía. El sol nos acompaña. Nos tumbamos los cuatro en las piedras. ¿Cómo podemos ser felices con algo tan sencillo?

¿sencillo? dice el Sol, ¿tú no sabes los jodido que es mantener una reacción termonuclear confinada por la gravedad? ¿verdad? No Sol, no es el momento. Callemos.

Y hasta al viento calló.

Despertamos. Despierto. Estoy solo. Troto hasta el collado. Bajo hasta el coche.

Los del autobús, las caravanas y las carpas no eran seteros, eran seres haciendo un anuncio o película o lo que sea. Decenas de personas violando al bosque para grabar a un par de tipos con una enorme pantalla azul detrás sobre la que sobreponer lo que sea. Os escupí en el alma.

Llego a casa. Ducha rápida, comida acelerada porque tengo que ir a ver a unas quijotescas guerreras luchar contra molinos de viento venidos de Senegal. Desigual y honrada lucha que me hace vibrar.


El plan salió bien. 


martes, 18 de agosto de 2015

Visitando el Viñamala

Como decíamos ayer... tenía idea de pasar este finde medio perdido por el Pirineo con las únicas intenciones de ver la cara norte del Viñamala y estrenar mi nuevo saco comprado en las rebajas de El Corte Inglés. ¡¡¡ qué rebajas señora!! ¡¡ a mitad de precio, señora!!!

Miro la previsión del tiempo y dan malo, bastante malo. Me intento apañar de urgencia un tienda de campaña en la rebajas y no veo nada que pueda pagar así que pinta otro fin de semana tumbado en el sofá viendo Juego de Tronos. En inglés, sin subtítulos, que lo interesante se entiende en cualquier idioma.

Total, que a mitad de mañana del sábado ya me pica el culo de estar tumbado y me da por volver a mirar la meteo. Dan mejoría así que a coger la mochila tocan. Como no me acabo de fiar me quedo en Arguis a dar una vueltecica y comprobar desde el pico con mis propias gafas la evolución  de las nubes. Tirando de mis vastos conocimientos meteorológicos veo que hay nubes pero no muchas. Ala pues, comida merienda y para Panticosa.

Aparco en el Balneario y tiro para el refugio de Bachimaña donde me dan la agradable noticia de que están llenos. Mira qué bien, qué alegría!!! me toca un vivac de premio justo ahora que empieza a gotear. Un buen mozo me sugiere mirar si el viejo refugio está abierto. Y vaya que si lo está, y casi lleno de gente. Tiro la colchoneta y el saco en un rincón que es el equivalente en estos lares a una reserva en Booking en la playa y me voy a cenar.
El hotel


Paso buena noche, el saco de rebajas cumple de maravilla. Desayuno y me dirijo al puerto de Marcadau. Hasta el desvío procesión de gente por el GR11 casi todos, supongo, van a los Azules o a los Infiernos. El caso es que, es cruzar el arroyo y tener a las marmotas por únicas compañeras. Me gusta.

Pero chico, es pasar el collado y empezar a ver franceses subiendo desde Wallon. Bonyur!!! savaaa!!! y yo, educado hasta con el gabacho, Bonyuuuggrr!!! shaavaaaggg!!! En el refugio me paro a ver y acariciar una burrica y un par de mulas que veo pastanto, para mi gusto, bastante más atractivas que las humanas que por allí merodean.

Toca seguir hacia el refugio de Oulettes pasando por los collados de Aratille y de los Mulos. Este último se me atraganta. Las fuerzas empiezan a fallar y ver la empinada cuesta que queda toca un poco la moral. Cuando llego me paro a descansar y a comer algo. Busco un gel en la mochila y, ostras qué alegría!!!, me encuentro una lata de sardinas. A la mierda el gel!! Pero el caso es que no tengo tenedor así que me trago el gel y uso el envoltorio como suerte de tenedor. Leches qué ricas están!! Qué poquita cosa necesito para ser feliz.
El puerto de los mulos


Con una sonrisa en los labios enfilo camino abajo pensando en lo que voy a sufrir remontándolo a la vuelta. Está a punto de írseme la sonrisa cuando atino a levantar la cabeza. Guauuuuuu!!! Veo la norte del Viñamala. Guauuuu, me tengo que sentar. Como dijo una vez el poeta, y yo también le dije a una moza con magro resultado, pequeña sería tu belleza si fuera yo capaz de describirla con palabras. Guauuuuu.

tan emocionado que ni me di cuenta de la mosca posada en mi frente.
Me repongo del subidón y sigo bajando hacia el refugio. Me pido una cerveza, mala, y me abstraigo de los turistas que hay por aquí. Guauuuuu. La pared me impresiona pero el glaciar me fascina. Aquí, en mi tierra, te puedes imaginar cosas grandes como esa pared pero no creo que nadie sea capaz de imaginar la belleza de ese montón de hielo.
guauuuu


Medio alelado rehago el camino hasta el puerto de los Mulos. Pufff cuesta, se ve que la emoción no se convierte en glucosa. Cuesta mucho. Llego al collado y toca bajar hacia la cabaña de Batanes para luego remontar hacia el cuello de Brazato. Creo recordar que, aunque más alto que el de los mulos, tiene menos pendiente. Mejor.

A mitad de camino me encuentro con otro solitario que baja y tiene a bien indicarme que el camino es una ponzoña de piedras de granito. Gracias por los ánimos majo, ¿tú dónde vas? ¿a Oulettes? Puff, anda que no te queda majo, yo creo que vas a llegar de noche. De nada majo, favor con favor se paga.

Se hace larga la subida. Voy tan jodido que las marmotas ni se molestan en huir de mi. Qué bonito es el deporte!!!
qué majismas y qué gordismas



Nada más pasar por el puerto me encuentro con unos pastores que iban recogiendo las ovejas que tenían desperdigadas por el monte. Les digo que tienen dos por el puerto de los Mulos. ¿dos? me dice, Si, dos, yo solo he visto dos. Y me pone cara de "pues por dos no me pego semejante paliza" y tira para abajo hacia un ibón. Está claro que el capitalismo no va con él.

Yo tiro para el Balneario. Recuerdo que es casi un kilómetro vertical y que el camino tiene un montón de revueltas. Como sé que se me va a hacer largo me propongo contarlas para que se me pase más rápido el tiempo. Unaaa, dooooos, treeees, ya, ¡¡qué tontería de idea, por dios!!! Contar curvas!!!! Paciencia tengo que tener conmigo mismo.

A mitad de camino despierto a un abuelo que estaba echando la siesta y va y me dice:

  bonyuuurrr, ti es soire ghhenndne avec ehhernnge????
  Ehhhh??? Que si he visto pastores con ovejas? Beeeee?? Atino a decir.
  Oui beeee.
  Si dos, deux, avec un chian.
  Un chian nuar???
  Oui, un perro negro, muy cansado.
  Bocup de dfgfdgkh???
  Si, bucup de ovejas.
  Bien isi, uoi.
  Si, vienen para aquí.
 Mercibien.
  De nada.

Joder qué nivel que tengo, hablando en francés de temas pecuarios!!!!. Cada día me sorprendo más a mi mismo.

Total que llego al Balneario, cansadico como el chian noir pero contento como unas castañuelas y sobre todo con la idea clavada en mis sienes de ver más glaciares.



martes, 1 de julio de 2014

Regreso al futuro. Ultra del Sobrarbe

EL RIMEMBER
Hace unos pocos años, cuando por fin dejé de identificar el sofá y el tabaco como mi forma de vida, a Víctor y a mí nos dio por dar la vuelta al Turbón en bici de montaña. Es una ruta que organiza AramónBike y que, válgame Dios, da la vuelta al Turbón en un par de días haciendo unos 130Km y 3.000m+

Para prepararnos hacíamos salidas domingueras, cada vez más largas y con más desnivel, por las sierras próximas a Zaragoza. Víctor era quien organizaba estas salidas y un día me dijo: este finde vamos a subir al collado Bellido desde Añón.. Así, afirmando como sólo él sabe hacer. El collado Bellido desde Añón: 1.000 metros de desnivel, 20 Km de subida ininterrumpida. No dije nada pero sabía que no íbamos a ser capaces de hacerlo.

Pero lo hicimos. Subimos al collado Bellido en bici. Del tirón, o casi. Nos autoconvertimos en los dioses del mountain bike. Nada ni nadie podría pararnos.


La siguiente ruta prevista era dar la vuelta a la Peña Montañesa. Pero como éramos Dioses empezaríamos desde Ceresa, para darle más desnivel. Y como nos paramos a almorzar porque íbamos sobrados de tiempo y fuerzas no había necesidad de llevar comida. Ni mapa. Ni pilas para el GPS. Ni frontal. La cosa terminó como era de esperar: reculando a mitad de camino, mendigando comida en Senz y llorando de rabia e impotencia en la collada de Cullivert. Qué gran lección nos diste querida Peña.

Desde entonces, cada vez que paso por la Collada me da un algo en el estómago. El sábado casi se me escapa una lágrima.

EL PREVIO
Por eso tenía ganas de hacer esta ultra. Y, como este año me cuadraban las fechas, me apunté con tiempo. Pero la vida da para lo que da y, entre Abril, Mayo y Junio, he podido correr un total de 65KM en llano y otros 45 en monte. Vamos que casi iba a correr más en esta prueba que en los tres meses anteriores. Normal que pensase que no iba a pasar los cortes horarios. Y encima el fantasma de Cullivert pendía sobre mi cabeza cual espada de ..... de como se llame el de la espada que pende sobre las cabezas.

Y hasta el viernes por la tarde tampoco me había leído la ficha técnica de la carrera. Bah pa qué, si total todas dice lo mismo: que si el agua, que si el GoreTex, que si la autosuficiencia, que si no está marcada, que si los vasos, QUEEEEEEEE que no está marcadaaaa¡¡¡¡¡¡¡¡¡ que hay que seguir las marcas de PR y GR¡¡¡¡¡¡¡¡ no me jodas, no me jodas, adónde habré metido el puto Garmin yo. Joderrr que no lo encuentro. Serán cabrones, no marcar el recorrido. Y encima aún dicen que, con cuidado, es fácil de seguir. Serán cínicos los tíos¡¡¡¡¡¡¡

Pues si, se puede seguir. Y bastante bien. Y en los sitios liosos hay cintas que te marcar perfectamente camino a seguir. Un par de veces me despisté, cuesta arriba por supuesto, y enseguida me di cuenta de que me había equivocado de camino. El Garmin ni lo encendí, con eso queda todo dicho. Bueno si que lo encendí para luego colgarlo el track en la web y fardar y esas cosas y el muy capullo se volvió a quedar colgado. Vaya 400€ más mal gastados.

LA CARRERA

La carrera empezó puntualmente a las 6 como últimamente empiezan todas las ultras: aventaos todos perdidos como si la carrera consistiera en dar la vuelta al pueblo. ¡pero si llevo 2 km a 10 por hora y voy de los últimos!!!!! joder, cómo va la peña.

Como me había levantado tarde y, encima, no encontraba el chip no me dio tiempo a realizar la tarea más importante que hay que realizar antes de ponerse a correr. Así que a la media hora o así,  las albóndigas de la comida se unieron a la pizza que me cené y comenzaron a solicitar con urgencia una salida a sus problemas. Gritaban, pero yo no les hacía caso. Seguían gritando pero yo les negué la libertad. Intenté negociar con ellas una demora a la natural satisfacción de sus deseos y, cuando apunto estaban de aceptar esperar hasta al primer avitu, el medio kilo de cerezas que me desayuné el viernes requirieron su dosis de luz.

Y ya sabéis que las cerezas no negocian. Ni tiempo a quitarme la mochila me dio.

Ya de mejor ver me dirijo hacia el Monasterio de San Beturián digno ejemplo de esta España y este Aragón míos. Considerado como el primer monasterio de la Península ha sido dejado, vejado, desvalijado y humillado por desamortizadores, gobiernos, pueblos y, por supuesto, por la propia Iglesia. Afortunadamente algo han restaurado y, aunque nada quede del monasterio original del S VI, si que podemos ver un pequeño pero bien conservado edificio que en ese entorno, bajo la Peña Montañesa, resulta magnífico.

La Cotiella al fondo
A lo tonto ya llevo 10Km y cosa de 1.000m+ y la verdad es que se me han hecho amenos. Cosas de ir cascando con la gente. Continúo hacia San Juan, pueblo que parece nacer en las mismas faldas de la Peña. Como y bebo bien y me "lanzo" hacia el kilómetro vertical que sube al collado de El Santo. Se que esta es la clave de mi carrera: muy rápido y moriré, muy lento y no llegaré al corte. Salgo cuando veo que no hay nadie delante mío para evitar que me marque el ritmo: rápido o lento. A mitad de la subida una muy agradable sorpresa: un tipo ha preparado un chiringuito en una fuente y nos ofrece en vaso de cristal, ahí es nada, la fresca agua. Reanima tanto o más que el agua freca el espíritu de este tipo.

Llego al collado cansado pero entero y bajo por un idílico sendero hasta la collada de Culliver. Mi collada. En el avituallamiento primera alerta, no puedo comer, no me entra la comida. Nada. Ni galletas, ni plátanos, ni la frutas deshidratadas que llevo. Nada. La garganta se me cierra cuando me meto comida a la boca y la tengo que escupir. ¡¡¡¡Ostras!!! Esto si que no me había pasado. Miro el perfíl y veo que tengo muchos kilómetros cuesta abajo así que seguro que se me pasa.

El sendero entre los collados es simple y sencillamente la viva imagen que yo tengo del Paraíso. No hay nada que poner ni quitar. Es el Cielo en la Tierra.

Pero se acaba y tenemos que seguir por una pista que aunque chula, después del sendero, parece un poco pestosa. Llego al siguiente avitu y sigo sin poder comer nada. Malo. Más que malo preocupante. Como no coma nada voy pasarlo muuuy mal. Me meto un par de galletas en el bolsillo del pantalón para ver si me las puedo comer de camino a Ceresa. Las tiré hechas migas unas horas después.

Este tramo se me hace muy largo. Pero llego a Ceresa y veo, ohhh si nenaaaa, cocacolaaaaaaaaggggghhhhhh. Avento el acuaruis del bidón y me lo lleno de líquido negro del que disfruto lentamente cual si fuera la última gota de agua con azúcar del mundo. Como medio sándwich, bien. El chute me llega al cerebro y me despejo un poco. Me doy cuenta de que hay mucha gente. Y todos contentos. Joder, cabrones, cómo podeís estar así de contentos con el pedazo de cuesta que queda. !!!!!Pero es que no os dais cuenta, insensatos¡¡¡¡¡¡¡¡ Jejeje, si me hubiera leído la info de la carrera sabría que aquí acababa la Maratón y que por eso estaban tan contentos los jodidos.

Es bonica la jodida, ehhh

Continúo hacia la collada de Ceresa. Primero por la pista. Bien. Pero cuando tengo que tirar todo tieso por el sendero los cuádriceps empiezan a quejarse, los tibiales a doler y los gemelos hacen amagos de subirse. Comienza la letanía de dolores fantasma que siempre nos aquejan en las ultra. Me duele pie izquierdo pero al rato me duele el derecho. Y luego el fémur. Luego no me duele nada y al rato me duele todo. Y vuelta a empezar.

Y de repente me tengo que parar. Ya no puedo más. Me debe de quedar poco menos de un kilómetro para el collado pero no puedo más. Busco un sitio donde tumbarme y me pongo la mochila a modo de colchón. Como iría de jodido que hasta me pareció estar cómodo. Me alcanza Javier que se preocupa por mí. Cuando ve que solo es cansancio sigue a su marcha. Gracias chaval.

Curiosos estos momentos en los que veo que mi mente es más fuerte que mi cuerpo. Se que no tengo fuerzas pero se que queda poco y que el azucar y el bocadillo no tardarán mucho en convertirse en energía útil para mis piernas. Se que tengo que esperar y no desesperar. ¿y porqué voy a desesperar si estoy cómodamente tumbado a la sombra en medio de un idílico bosque? disfruto de mi espera.

Toda espera tiene su recompensa (Monica Belluciiiii, que te sigo esperandoooooo) y por fín llego al collado. Bebo un poco de agua y cuando tiro para abajo un chaval me dice: "yo te conozco, tu eres el del blog. Hostias qué risas me hecho contigo y con tu amigo" Jooooder qué puto subidón de autoestima, parecía un palomo enamorao de lo que me hinché. alcanzamos a su chica y le dice: "este es el del blog. Halaaaa, qué risas con vosotros, si hasta vemos vuestros vídeos en la playa". Otiaaaa que emoción.

Hablamos un rato y resulta que el chaval, Jorge, es un figura de las ultras y la chavala, Sara, si no llega a estar con la rodilla reventada llega a meta dos días antes que yo. Un saludo figuras.

Sigo hacia meta muy contento pero físicamente muy jodido así que prefiero no correr que el lunes hay que currar.

A la llegada recupero las sensaciones de las primeras ultras. Emocionado por conseguir lo que hace unas horas veía casi imposible. Contento de haber disfrutado de los paisajes, de los compañeros, de los voluntarios, de mi mismo. Entrando en meta solo pero sintiéndome acompañado por los voluntarios que, siempre con una sonrisa a pesar de las horas que llevan de marcha, me animan en mi llegada.

que me quiten lo bailao


DESPUES

Duchita con agua fresquita y cena en la buena compañía de Sara y Jorge y unas patatas fritas más mejores que las de mi madre (esto lo digo porque se que mi madre no tiene Internet que si no por lo cojones me atrevo).

El año que viene volveré.

Ostrás, se me olvidaba, veneno puro nos dieron en la bolsa del corredor: un folleto con todas las rutas endureras de Zona Zero. A ver de dónde saco tiempo yo para hacerlas todas, pero todas. El último tramo de la ultra coincide con una ruta de bici y, mientras andaba, me veía yo con mi lucera surfeando las magras grises de Ainsa. Cabrones.
Pronto, a tope de flow por aquí