No había subido nunca al Tozal de Guara, pero cada vez que lo veía desde los Pinares de Venecia (está bien, desde el Decathlón de Puerto Venecia) o desde los altos de las Planas me entraban ganas de ir a subirlo. Me atrae como el Moncayo, que lo veo cada mañana cuando voy a currar y cada mañana pienso en pasarme la salida de la autopista y tirar recto hasta él para subirlo. Sobre todo cuando se ve con la cima toda nevadica. Qué majo.
Por fin este domingo me fuí a subirlo. Pensaba que tan solo iba a ser un día de entrenamiento. Visto de lejos el Tozal es tan discreto como el resto de la sierra de Guara. Y como el resto de la sierra visto de cerca es una inesperada maravilla.
Comienzo la ruta corriendo por la pista que flaquea el embalse de Vadiello, paso de largo el desvío al San Cosme y San Damián y sigo hacia la tejería. La pista confirmaba mis sospechas: esto va a ser un insulso día de entrenamiento. La vista del Tozal desde la Tejería no auguraba muchas diversiones.
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El Tozal muy tímido se esconde entre las nubecitas de algodón |
Menos mal que estaba completamente equivocado. De la tejería sale un precioso sendero, de los que da sentido a esto de correr por el monte, que lleva a las Gargantas de Fabana donde, merced a las últimas lluvias, me calcé un ascenso, y posterior descenso, de barrancos.
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Gargantas de Fabana |
El camino continúa hacia el collado de Petreñales donde me encontré a un par de senderistas bien equipados: su GoreTex, sus frutos secos, su tuper con empanadillas!!!!. Como el Tozal estaba completamente cubierto por una nube me fui con ellos hasta la cima a paso, que el bueno de Manumar define como "de senderista". En la cima había una congregación de gente tal que poco me faltó llamar a los grises para que los disolvieran. Me echó para atrás el bocata de tortilla de longaniza que me ofreció uno de los paisanos. Estos si que iban bien equipados, hasta champán para celebrar el bautizo montañero de unos chavales llevaban. Joódete, yo con todo el minimalismo y el ultralight del mundo y los otros con hogazas de pan y botellas de champán. Pa gustos los colores. Yo me estoy planteando volverme al senderismo.
Por cierto, esta mañana les comentaba a mis compis de Madrid el detalle del ofrecimiento de las empanadillas y el bocata y me ha comentado que en la sierra de Madrid, en una situación similar, te inflan a pedradas antes de que te acerques a las viandas. Siempre ha habido clases.
La vuelta, fue casi por el mismo camino a toda prisa para llegar lo menos tarde posible a casa (y aún así llegué muy tarde). No sin antes disfrutar de las vistas del santuario de San Cosme y San Damián
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San Cosme y San Damián. Sombra no les va a faltar |
Al final 28Km y 1.800m+ en poco más de 5 horas.
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