lunes, 27 de febrero de 2012

Algairén, el octavo sendero.

Ya había estado antes por la sierra de Algairén con la BTT pero nunca había recorrido los senderos que corrí este domingo. Y, estoy convencido, de que si la gente de Btt Algairén no hubiera sido tan amable de indicarme la ruta, los senderos hubieran seguido siendo un secreto para mí.

Encomiable el trabajo de esta gente y de la asociación La Butrera recuperando y marcando senderos. Simplemente, gracias.

El recorrido es una sucesión de sendas enlazadas por tramos de pista. Tal es la cantidad y calidad de sendas que merece la pena olvidarse un poco del GPS y dejarse llevar por el instinto a la hora de elegir el camino. Mi idea era correr por unas cuantas sendas de la parte baja de la sierra para luego subir por el valle de Tiernas hasta el collado del tío Francisco y luego bajar por el PR. Casi lo consigo. Un amable señor con un rifle el copón de grande me desvió del camino y me hizo dar un poco de vuelta.

Pero no hay problema, porque en la zona baja hay sendas tan bonitas como esta al final de la cual me encontré a un grupo de alegres excursionistas que iban equipaos a tope: goretex, softshell, bizcocho, bota de vino... Me ofrecieron la bota y le metí un par de tientos que me dejaron contento un buen rato. Maja gente


Y por la zona alta hay sendas como esta

que nos lleva a este mirador desde el que se ve todo el valle hasta La Muela, y luego al collado del tío Francisco

Lo malo de la ruta es la falta de agua. Esto es el río Alpartir. Se nota que ha llovido poco este Invierno.

Por momentos sentí que la cosa se me había ido de las manos. No porque mis piernas no pudieran con la ruta sino porque pasar de 20Km/3h/1.000m+ del domingo pasado a 30Km/4h/1.200m+ de esta es algo que a mi mente le costó asimilar. Mientras había sendas de subida o bajada, mientras había un objetivo que alcanzar todo era fácil. Pero cuando sólo quedaba volver al coche, cuando todo era pista trotona y paisajes ya vistos hubo que tirar de redaños y buenos recuerdos para no ponerme a andar.

Pero hoy las piernas no duelen, así que los malos momentos solo han servido para aprender a superar el aburrimiento y ya estamos planeando la próxima rutica un poco más larga que esta.

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